Como decimos en el párrafo anterior, la primera parte fue la más vistosa en lo que a goles se refiere. Comenzamos adelantándonos nosotros, en una jugada de esas a las que Goro nos tiene acostumbrados. Recibe un pase en mitad del campo y el tío, cual Macgyver, va pasando la jugada de su cabeza a los pies hasta que acaba en gol. Jugón. Pero el conjunto rival no mostró ni gota de nerviosismo, y apoyándose en la calidad individual de sus jugadores lograba dos goles de manera casi consecutiva. He de decir que en el segundo a un servidor le hicieron dentro del área un traje a base de amagues que hubiera firmado el mismo Gaby Heinze, cosas de la vida. Pero el MVK no se resignaba a lo que en otros partidos y en otros años hubiese sido una goleada (creo) y Víctor, por segunda vez en pocas semanas metía un gol de falta directa. Un gol precioso, preciso y puntual, puesto que volvía a meternos de nuevo en el choque al suponer el empate. Por cierto, la mirada que tenía antes de lanzar la falta creo que ya era medio gol. Todo un ejemplo de mentalidad el gafitas. Poco antes del descanso el rival volvía a adelantarse, dejando todo abierto para la segunda mitad.
Así, despues de un mes y pico sin perder, nos fuimos con la derrota en la mochila, aunque la celebración con cañejas del cumple de Chusquito (felicidades!) desde luego ayudó a volver a ver la vida de cuadros amarillos y azules.
Joe, que cursilada acabo de soltar.